Día 1, nublado. He empezado el año tal y como lo despedí: con besos, ah y con cruasans. No está mal, no? También he eliminado de mi agenda a tres personas que aparecían en mi whatsapp como fantasmas de un tiempo que ya no. Amistades que quedaron en el limbo, suspendidas como un ectoplasma y que me daba pena borrar, sí,porque me cuesta soltar. Pero de pronto, ¡zas! eliminados oye, adéu, adiós, au revoir, auf wiedersehen!
Quiero en mi vida gente buena, positiva, que aporte, que reciba, que me enseñe. Empezar el año con besos, cruasans y un pequeño zafarrancho de limpieza de agenda no está nada, pero nada mal.
La chica que comía margaritas 🌼 
Yo también quiero gente positiva en mi vida, pero sin rechazar a la negativa buscando un equilibrio en todo. Es como las redes sociales, que su algoritmo sólo te muestra las cosas que -cree/decide que- te interesan y acaban ocultándote el resto del mundo. Y esto es lo que conduce a la polarización de todo, al enfrentamiento entre opiniones, intereses y gustos, a que cada uno crea que lo suyo es lo mejor. Yo soy de blanco, pero valoro el negro, no soporto el calor, pero tampoco el frío. El como el yin y el yang, que son opuestos pero interdependientes.
Y por cierto, que aprovechen las margaritas. 😉
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