Ya va siendo hora de hacer cambio de armario, y aunque tengo ganas (no de hacer el cambio de armario, que lo detesto, sino de quitarme capas de ropa) voy a echar de menos este pijama. Es ponérmelo y sentir unas ganas irrefrenables de tirar de la niña interna y sonreír haciendo el payaso. Bueno… en realidad confieso que uso la risa como medicina, es la mejor. Como efecto secundario te queda una locura medio infantil que es “gloria bendita” (como diría aquel). Quienes tenemos dolor crónico (en mi caso desde la infancia) creo que ya nacemos con un tarro extra de sonrisa terapéutica, ya sabéis, para untarla en la tostada de la mañana o camuflarla bajo el pintalabios. Yo la utilizo siempre que puedo e intento que no se me gaste (ni me la gasten). El humor y la locura “lo cura” todo. O casi. Palabra. 😉

¡Buen fin de semana!

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#elsanoartededesdramatizar