Enero estrena su octavo día y los pedacillos de rutina vuelven a encajar uno sobre otro como piezas de un Tetris. Todo vuelve a la normalidad, todo se aposenta. Una cotidianidad tan necesaria que la celebro robándole restos de lluvia al día, con urgencia, como si necesitara llevarme en los bolsillos toda la serenidad del bosque.

Qué foto tan fresca que traspasa hasta la pantalla!
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Muchísimas gracias, Santi! La verdad es que la lluvia de ayer fue un regalo tan necesario como maravilloso. Besitos!
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Pero supo a poco.
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Sí, tendría que llover muchísimo más…
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Me llevo yo también un poquito de serenidad de esa …
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Seguro que la disfrutas. Un abrazo
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Qué maravilla de fotos acompañadas de tus palabras.
La segunda con las gotas me cautiva (¿las haces tu?)
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Hola preciosa! pues sí, todas las fotos son mías, no saben cuanto me alegra que te gusten. Un besote y bienvenida! 🙂
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Qué gozada, pues a disfrutar de ellas sin duda. Abrazos
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Como tú, necesito la lluvia, el bosque, la serenidad que me regala…leerte es embriagarme de paz.
Mi abrazotedecisivo preciosa
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