Tengo ganas de paredes blancas y luz, de tardes verdes (muy verdes) sentada en el bordillo de una primavera despeinada. Despeinada, sí, a juego con mi pelo y mis ganas, en combinación con mi inercia y mi alegría, y es que hace mucho que aprendí que es como mejor se vuela. Despeinada me gusta ver y sentir el mundo. Así voy deslizándome por Mayo, con pasos despeinados e inmersa en un zigzag vital lleno de cambios y volteretas. A lo mejor, cuando sea más muy mayor, aprendo a caminar en línea recta, no sé. Ojalá que no, que ni las caderas ni las rodillas me permitan jamás un paso afinado porque significará que se me ha allanado el camino o peor, la sonrisa, o peor aún…el corazón. Y no hay nada más triste que una sonrisa peinada y sin latidos ni tumbos de emoción.
Y no sé porqué escribo todo esto cuando lo que yo quería era abrir ventanitas cotidianas de Mayo, pero es teclar y …zass! despeinárseme las ideas.
Has abierto una ventana y te leído. Feliz mes de mayo.
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Las ideas cuando se despeinan son alegres y divertidas, No dejes de ser feliz. un abrazo
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Vivir despeinada. Toda una filosofia de vida.
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Espero que sigas siempre despeinada, así podremos segur disfrutando de estos escritos que van de alma a alma. Un besote muy despeinado.
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quién quiere peines teniendo gomas del pelo???
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